Foto: Armando Neves
La música, filosofía e idea dramática que subyacen a lo largo de este concierto-performance tienen que ver con lo que su polisémico título anuncia. Un afortunado azar fonético quiere que recuerdos, acordes y cuerdas de todo tipo se pongan de acuerdo, se "acorden", se afinen, se pongan a tono. En cor-cordis, el corazón, lugar donde los clásicos latinos creían que residían las ideas, los afectos, los recuerdos y el talento, está la raíz desde la que aCuerdas emerge y deambula entre las memorias de estos dos arcaicos instrumentos. Sus cuerdas entrelazan Sones, Boleros y Blues por ballenas, con viejos Aires de Castilla, de Azerbayán y del Japón antiguo.
Voz y zanfona, instrumentos nómadas, redimidos y reinventados a través de orientes y occidentes, de géneros, estilos, oralidades ancestrales y tradiciones milenarias, trasforman todo ese bagaje en algo finalmente nuevo y comprometido con la vanguardia, aportándonos otro sabor, otro modo de escuchar..., de sentir. Ambos inclasificables, se atreven con asociaciones entre lo popular y lo experimental, contribuyendo a subvertir y enriquecer la escucha de iniciados y no iniciados. Es por ello que aun resultándonos sorpresiva, su música nos resulta familiar, nos toca y encandila.
El empleo extendido de voz y zanfona, hace que en aCuerdas las fronteras entre composición, improvisación y experimentación queden difuminadas. Mientras la voz de Fátima Miranda, ligada a registros profundos de la antigüedad, y su investigación le llevaron a descubrir más y más Voces de la Voz y a cubrir un registro superior a cuatro octavas, la zanfona de Marc Egea, saliendo de su reducto histórico de instrumento de acompañamiento, se puso igualmente por montera sus mil años de vida para dar de sí sonidos inauditos.
Como es habitual en la poética de Miranda, en aCuerdas se suceden atmósferas rituales, melancólicas, alegres o enloquecidas, armonizando lo cotidiano y lo sublime, lo sagrado y lo profano, con un fino, transgresor y saludable humor.
De la música de este ucrónico dúo cabe esperar el asombro y la certeza de que nunca nos dejará indiferentes.
Fátima Miranda: voz y composiciones musicales
Marc Egea: zanfona, flabiol, duduk, percusiones y composiciones musicales
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